El título nos sugiere Irlanda y las obras de Martin McDonagh. Hay elementos comunes entre Els ossos de l’irlandès y la Calavera de Connemara o el ambiente rústico y salvaje de La reina de belleza de Leenane.
Víctor Borràs Gasch es el autor de esta tragicomedia o comedia trágica, más cómica que trágica, fresca, divertida y ocurrente. Como en La calavera, es una comedia negra de amistad y huesos. Esta obra ganó los premios Quim Massó y Frederic Roda y se estrenó en el teatro de Salt en el marco de Temporada Alta.
Son tres hombres que sin ser amigos se encuentran por un hecho que les une desde hace mucho tiempo, algo que quieren olvidar pero los acaba uniendo. Son tres desafortunados que luchan cada uno de ellos por abrirse paso como pueden en la vida.
Ambientada en un mundo rural catalán, los tres hombres se encuentran en un día de lluvia en el que los rayos y truenos resuenan dentro de la casa donde vive uno de ellos. El espacio sonoro de Joan Camprodon y la escenografía de Anna Tantull son magistrales para situarnos en este mundo campesino totalmente rústico y descuidado.
Es un mundo de perdedores, de frases cortas, diálogos exaltados en los que predomina el grito, el insulto y la grosería como una forma de expresión primitiva, mezcla de mezquindad y humanidad.
La dirección de Xavi Ricart permite el lucimiento de estos tres actores de los que ya conocemos sus inmensas capacidades interpretativas. Son Ivan Benet, Norbert Martínez y Ernest Villegas. Cada uno de ellos representa a un personaje con sus peculiaridades, personalidad, temperamento y manera de hacer frente a la situación que ha hecho que se reencontraran. Xavi Ricart también ha sabido encontrar la manera de adaptar el movimiento de tres hombres grandes en un espacio pequeño sin molestarse unos a otros. Este espacio y sus miserias nos los hace muy cercanos y los miramos con simpatía y con ganas de que el hecho que les unió les dé la esperanza de una vida mejor.