La Compañía “La Melancòmica” dirigida per Mireia Casado ya había sorprendido a público y crítica con Cireres & lentejuelas hace poco más de un año, un cabaret lleno de crítica y humor.
En esta ocasión el tema son las mujeres. El feminismo últimamente es “el tema” y temía que salieran los tópicos conocidos sobretodo porque al principio de la obra en una encuesta por la calle los principales intereses de los hombres eran los coches y el fútbol. No íbamos por buen camino.
A partir de aquí, todo mejora. Presentan con fotografías a tres mujeres: Catarina Albert, Amandine Aurore Lucile Dupin e Isabelle Eberhardt que vivieron a finales del S. XIX con los pseudònimos masculinos de Victor Català y George Sand o cambiados como Sii Mahmoud Essaädi. Era una bonita presentación para pasar a la actualidad en la que todavía quedan muchas cosas por resolver sobre todo cuando la generación que están ahora en su cuarentena escucharon repetidamente la canción de los payasos de la TV que “la niña no podía ir a jugar porque tenía que planchar, cocinar, fregar, limpiar....”
Las tres mujeres, Mireia Casado, Agnès Jabbour y Paula Joseph presentan una serie de escenas de situaciones cómicas de manera muy dinámica y divertida, desde las dificultades de las chicas para cambiarse un tampón en un wáter público sin colgadores, a las presiones que reciben las mujeres para tener una buena figura, el horror de la depilación o el tabú de la menstruación. Entre cada escena nos van recordando de dónde venimos con el video de los famosos payasos.
A partir de aquí ya todo es un desfase de risas y un “crescendo” de lenguaje desinhibido y descarado en un espacio en el que las mujeres se liberan y pueden hablar con tranquilidad de lo que durante tantos siglos nos ha sido prohibido: el placer sexual. La obra llega al clímax con una escenificación de una reunión de tupper-sex y una distribución de toda clase de objetos de distintas medidas y lubricantes que recibe el público con alegre participación.
Las tres actrices nos esperan a la salida con un pequeño detalle. Tendréis que ir para recibirlo. Es una deliciosa sorpresa.