Siempre es un lujo poder ver actuar a la actriz Blanca Portillo y no ha sido menos en esta ocasión. Hoy hemos podido disfrutar de una interpretación realmente extraordinaria donde nos ha transmitido de una manera magistral el dolor inmenso de una madre ante la muerte de su hijo. Una visión desde el punto de vista más íntimo del ser humano, el del dolor e incomprensión ante una muerte injustificada; ¿una muerte por la salvación del mundo?. No es la virgen María quién nos habla, sino a una madre dolida y rabiosa, donde sentimientos y emociones se manifiestan en su estado más puro.
Con El testamento de María hemos disfrutado de un texto realmente fantástico de Colm Tóibín. Muy buena dirección de Agustí Villaronga (que debuta como director teatral). La interpretación de la Blanca Portillo a dos palmos del público, es brutal, incluso se puede ver la expresión de dolor en su cara y los ojos llenos de lágrimas. La escenografía y puesta en escena de Frederic Amat, espectacular!!! Una habitación con una gran estantería, que durante el espectáculo nos sorprenderá por su multifuncionalidad. En cuanto a la iluminación es del todo acertada y muy efectiva, dando el punto de luz íntimo y cálido, justo y necesario, dentro del espacio oscuro de la escenografía.
No lo dudéis, es una obra imprescindible!!!