Antonio Vallejo-Nájera fue un destacado psiquiatra del régimen franquista. Formado en la Alemania nazi, inventó la descabellada teoría del “gen rojo marxista”, un gen que transmitían los opositores al régimen en su descendencia. Este gen desaparecía si se separaban a los niños de sus padres y se recolocaban en familias leales al régimen. Esta locura fue el principio de los “niños robados”, hechos que todavía hoy nadie ha reconocido ni juzgado. Los primeros fueron niños huérfanos de los fusilados o los niños nacidos de madres encarceladas como presas políticas. Recordemos la obra de Alejandra Jiménez-Cascón “Blanca desvelada”.
“El regne de les anguilas” presenta estos hechos en una situación ficticia de los años 70. Esta obra nos ayuda a recordar (o descubrir) que hasta bien entrada la democracia estos hechos se permitieron y aceptaron. Los periodistas Jesús Duva y Natalia Junquera en 2011 publicaron un libro sobre los secuestros en “Vidas robadas”. Se crearon grupos para investigar y buscar familias biológicas como la “Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares” o “SOS Bebés Robados” pero hasta ahora no ha habido ninguna investigación oficial.
LAminimAL Teatre, en su décimo aniversario de su fundación, nos presenta «El regne de les Anguiles» con texto de Albert Pijuan y dirección de Daniela De Vecchi y Toni Figuera. La obra cuenta la historia del robo de un bebé en un momento en el que las adopciones ya debían ser formalizadas. Es un robo chapucero en clave de humor perpetrado por dos ladrones de baja estofa, uno de los cuales se deja arrastrar tentado por el dinero. Quiero destacar la interpretación de Carles Cruces como Ramonet, en el difícil papel de hombre inseguro, dócil, perdedor, pero que todavía conserva los valores de la honradez y el respeto. Joan Martínez Vidal es el ladrón que busca un cómplice para sus planes. Neus Soler es la cupletista y está a cargo también de la dirección musical. Con sus cuplés y canciones populares conocidas y la provocación típica de las salas del Paralelo, representa a las mujeres “descarriadas” a las que el régimen repudiaba. Los tres intérpretes trabajan con la dificultad de ir del pasado al presente e ir desgranando así una historia compleja, a veces difícil de seguir, y lo hacen con la ayuda de la iluminación de Daniel Gener en un escenario muy sencillo pero que da mucho juego a los personajes.
Tanto sea de forma seria o en clave de humor, no podemos olvidar unos hechos tan trágicos de nuestra historia.