“El cuaderno dorado” (1962) es la obra maestra de la Premio Nobel de Literatura (2007), Doris Lessing (1919-2013). Parecía imposible que se pudiera sintetizar y adaptar al teatro un libro de esta extensión y densidad. Esta obra de ingeniería teatral ha surgido de la experiencia, conocimiento, talento y creatividad de Carlota Subirós. Supongo que a todo el mundo le pareció una locura, un sueño difícil de materializar. Me imagino las lecturas previas, la elección de los textos leídos, hablados o representados que escogió Subirós para llegar a construir un guion a partir de los cuatro cuadernos no separados entre sí y del embrollo de pensamientos, escenas, lugares y sentimientos que van apareciendo a lo largo del libro. El pasado y el presente en estas historias van unidos por una cadena ininterrumpida de acontecimientos que surgen uno detrás de otro. El resultado es extraordinario.
Hay mucho de autobiográfico en ésta y otras obras de Doris Lessing. Se inspira en su infancia, en la experiencia vivida en África, en Inglaterra y en sus vivencias personales y políticas, sus ilusiones y desengaños. En esta obra se manifiesta la Lessing feminista, comunista y preocupada por temas sociales.
Para ordenar su caos mental, la protagonista, Anna Wulf escribe cuatro cuadernos de diferentes colores: el cuaderno rojo, trata de su experiencia como miembro del partido comunista inglés; el cuaderno negro, en forma de proyección en blanco y negro (Video Daniel Lacasa), relata su experiencia en Rhodesia del Sur donde vivió tres años a partir de 1939 y de donde surgió la novela “African Stories”; el cuaderno amarillo en forma de novela paralela y el cuaderno azul, diario personal en el que sumerge todo su mundo interior que se pone al descubierto a través de los diálogos. Todo esto y más se concentra en una obra de dos horas y media que sigue un hilo argumental coherente en un gran escenario que se va modificando de color en función del cuaderno y de forma e iluminación según las diferentes escenas. Max Glaenzel es el escenógrafo y la acertadísima iluminación se la debemos a Carlos Marquerie.
En lo que se refiere a la interpretación, las protagonistas femeninas destacan notablemente. Nora Navas es Anna Wulf. Ella capitaliza con gran seguridad toda la obra acompañada de su amiga Molly (Mia Esteve). Las dos forman un tándem seguro y bien ligado, una amistad sólida y apasionante. Vanessa Segura tiene un papel difícil pero que ella resuelve con elegancia. Marta Ossó es Ella, la protagonista del cuaderno amarillo y Montse Esteve, alterna el papel de narradora con el de terapeuta de las dos amigas. Magnífico trabajo de todas ellas.