El autor e intérprete, Gonzalo Funes aprovecha el sueño que tenemos todos de ser actor/actriz para llevarnos a un mundo onírico donde desfilan desde grandes escritores como Shakespeare o Beckett a grandes intérpretes como Charles Chaplin. Al mejor estilo de Rousseau, “el hombre nace actor y la sociedad lo convierte en espectador”, nos interpela, nos conduce a la acción, nos embiste con su profunda mirada y nos recuerda que no podemos ser espectadores de todo. Para ello, permite al público introducirse en el escenario haciéndolo partícipe de sus pensamientos.
Funes es un magnífico intérprete, un artista genial del movimiento. Con su gran potencia expresiva y un ritmo trepidante, nos conduce a través de sus sueños y de sus ilusiones a reflexiones profundas sobre la vida.
Hay momentos de una gran belleza como el tango bailado con una escalera vestida de mujer o la recreación de una escena de “Candilejas”. El sonido de la lluvia y la tormenta nos acompaña al principio y en algunas escenas recordando que la tempestad puede llevar al naufragio, y el naufragio es un símbolo de fracaso, de pérdida de ilusiones, de esperanzas no conseguidas.
Con pequeños y sencillos elementos escénicos se puede hacer un gran teatro. Lo ha demostrado Mai Rojas. Felicidades a todos.