Santiago Rusiñol fue un autor teatral muy prolífico. Era capaz de escribir entre dos y siete obras cada año aunque son pocas las que se representan en comparación con su producción. “L’auca del senyor Esteve, Gente bien, Els jocs florals de Canprosa, L’héroe” son las que yo recuerdo haber visto. Agradecemos sinceramente la puesta en escena de “El bon policia”, obra cómica pensada por Rusiñol en dos actos y cinco cuadros y escrita en 1905.
Arnau Puig y Ricard Farré han conseguido una revisión redonda de esta obra en un solo acto y muchas escenas que se suceden a una velocidad vertiginosa. Los dos intérpretes se van cambiando de vestuario, complementos y de personaje únicamente entrando y saliendo a escena de detrás de un biombo de caña con múltiples ventanas que ellos abren o cierran según el momento. Son diez personajes (en la obra original eran veinte) que interpretan entre los dos y su actuación es soberbia. Ya habíamos visto una interpretación de Ricard Farré en “Les Dones Sàvies”. En aquella ocasión, su partenaire era Enric Cambray. Con el mismo formato y la misma velocidad, nos hemos quedado, como en aquella ocasión, sin habla ni respiración.
Es una obra que Rusiñol utilizó para hacer una crítica del momento de forma cómica. Tanto es así que la tuvo que retocar para que pasara la censura. En todo caso parece que no fue muy aceptada por el público de principios de siglo XX por plantear temas que hoy día ya están superados.
La utilización del castellano por la autoridad o los barbarismos y castellanismos nos sitúa en una modalidad lingüística no muy alejada de la que oíamos hace años y todo ello le da un aire de comicidad.
La versión de Puig y Farré es fiel a la obra de Rusiñol excepto algún guiño a situaciones actuales muy fácilmente reconocibles. Introducen también una canción coreografiada que para por un momento la velocidad de la obra y nos muestra, una vez más, la versatilidad artística de los dos actores.