Joan Pera y Lloll Bertran haciendo un refrito del Don Juan Tenorio que presentaron unos meses atrás. Sabes lo que vas a ver.
Es el mejor espectáculo de su categoría… reirás aunque no quieras. El público, como mi madrina, sale encantadíssimo: ha reído con un esmirriado Pera haciendo de Don Juan joven, valiente y hermoso. Es la indudable estrella del espectáculo, no le hacen falta ni músicas, ni vestimentas, ni Llolls ni «decorados». Él solo se lo guisa y se lo come.
Pero a Joan Pera no le sienta bueno autodirigir-se: la autocomplacencia dinamita todo el talento que tiene alrededor (al menos, en este caso). Pera refríe su papel en La extraña pareja hasta puntos insoportables mientras la Lloll pasea por el escenario. Deparamo pone la banda sonora desde una esquina. Banda sonora. No es un musical, como se anuncia a los carteles. Cuatro canciones-gag no hacen un musical.
Tienes la sensación de estar presente en el ensayo de un espectáculo a medio montar, con las bromas y licencias propias de un ensayo. Considero que como espectadores (de un espectáculo no precisamente barato) tenemos que exigir algo más. Como decía Anna Lizaran: «SI SE HACE BIEN, TAMBIÉN GUSTA».