Parece que hace mucho tiempo cuando las mujeres escritoras tenían que publicar sus libros bajo seudónimo y no pondré ejemplos porque es un hecho harto conocido. Las mujeres actualmente publican, escriben, dirigen y se las conoce por su nombre. Sin embargo existe una marginación sutil hacia las mujeres que se manifiesta en la facilidad que tienen los hombres para conseguir sus objetivos. De esto va la obra con la idea original de Meritxell Yanes. Una inventora no es ni recibida por las empresas para comercializar su dispositivo que tiene que revolucionar el mundo femenino y procurarle bienestar hasta que lo presenta un hombre.
Bajo la dirección de Sergi Belbel y Cristina Clemente la idea de Meritxell Yanes se presenta como una serie de TV en forma de 6 capítulos que se pueden ver de manera consecutiva o por separado de dos en dos. La idea es muy original y aparece en teatro en un momento en el que las series han entrado en las casas e invadido el mercado de manera inevitable y, como en todas ellas, al principio de cada capítulo te ofrecen un resumen de los anteriores por si no has tenido la oportunidad de verlos. Entre cada capítulo, en la pantalla se proyectan tuits de espectadores, actores o directores con nombres discretamente modificados pero fácilmente reconocibles.
La puesta en escena es muy dinámica, ligera y muy, muy divertida. La tensión y la comicidad de los dos primeros capítulos son tan grandes que no se puede mantener y decae mucho en los dos siguientes ya que utilizan tópicos de la comedia de enredo, con la típica suplantación de personalidad y persecuciones por el escenario. El vestuario femenino es, por decirlo de algún modo, sorprendente. Los dos últimos capítulos son una desfasada, un movimiento constante, una sorpresa detrás de otra. Creo que intentan hacer una crítica de las series cuya única finalidad es mantenerte enganchado, naturalmente con un happy end previsible. La idea era buena pero se va perdiendo el interés a lo largo de los capítulos.
El trio Enric Cambray, Gemma Martínez y Mertixell Yanes son formidables por separado y los tres juntos. Realizan un trabajo actoral magnífico por la dificultad que tiene el movimiento constante principalmente para Enric Cambray que no nos sorprende después del maravilloso travestismo que nos mostró en “Les Dones Sàvies”. La versatilidad de Gemma Martínez se demuestra en la fluidez con la que expresa el texto, su presencia escénica y la capacidad para cantar como lo vemos en el número del primer acto. Tiene capacidad para interpretar papeles cómicos (Pegados, Rosas de la Vida) o más serios como Ovelles o Fedra. A Meritxell Yanes os aseguro que después de esta obra la voy a seguir de cerca como actriz y productora.
Vale la pena ir a ver los seis capítulos para ver actuar a estas tres bestias del teatro