Con Déu és bellesa, Parking Shakespeare propone un radical cambio de registro respecto del tipo de espectáculos a los que nos tiene acostumbrados. Una apuesta por el teatro sensorial y la investigación con materiales que acompaña a un texto finlandés del año 2000 basado en una novela de 1959 y que intenta reflexionar sobre la búsqueda del arte y la belleza (que para el autor son la misma cosa).
A pesar de la espectacular puesta en escena, el texto resulta deliberadamente oscuro, pretencioso por momentos y propone una reflexión sobre el arte y el padecimiento del autor que, a estas alturas, tiene un punto romántico francamente cursi.
Un montaje complicado de seguir en el que cuesta entrar.