Admito que fui a [Des]encuentros por el nombre de Alejandra Jiménez-Cascón en la dirección, intérprete que nos tiene obnubilados con Blanca desvelada y de quien he podido ver también su faceta descacharrante. Y se nota su mano. Y me alegro de no haberme perdido esta propuesta, fresca, muy divertida, real, bien interpretada, sin aparentes pretensiones aunque toque de lleno un tema eterno. Una agradable sorpresa.
Con la naturalidad por bandera se suceden historias de parejas, de encuentros y desencuentros -así, sin corchetes, que éstos no se pronuncian-. Parejas de todo tipo, que ni llegan a serlo, que se rompen, que se encuentran, algunas breves y algunas las vemos evolucionar… todo un catálogo de eso tan difícil de intentar que dos sean uno. Y si hay parejas, hablamos de sentimientos, y los tenemos a mansalva: rabia, humor, ternura infinita, vergüenza propia, el enamoramiento, los celos, la independencia, el miedo a mostrarse, las ganas de hacerlo, la complicidad…así que en más de un momento te ves y sonríes.
Y ríes mucho. El humor está muy, muy presente, con momentos de auténticas y prolongadas carcajadas, que es probablemente lo que más recordamos al salir. También hay un poquito de drama, en la historia de una relación con hombre abusador que me revolvió el estómago como pocas veces. Por auténtica, por saber que, por desgracia, tenía poco de ficción. Y sin necesidad de mostrar violencia física. Y al minuto, otra historia esta bañada en humor. Mérito de Anabel Riquelme y Jesús Luis Jiménez, creadores de la dramaturgia e intérpretes de todos los personajes, que – uno diría que se nota la mano de la directora-, se muestran espontáneos y naturales a rabiar, cuando uno supone que con tantos personajes en algunos se sentirán más cómodos que en otros.
Lo menos mejor: las transiciones entre escenas podrían ser algo más dinámicas y favorecer así la continua inmersión de los espectadores en los diferentes universos. Aunque lo bueno es que esos momentos incluyen canciones de lo más oportunas con joyas como el Vivir así es morir de amor del nunca suficientemente alabado Camilo, o Enamorada de Pedrina y Rio.
Lo mejor: al ser un conjunto formado por diversas historias, algunas más redondas que otras, muy diferentes (otro mérito) entre ellas, si con alguna no acabas de conectar, tienes la sorpresa de la siguiente.