La inteligencia de lo absurdo

Deliri a dos

Deliri a dos
12/02/2019

Sobra decir que El rinoceronte de Eugene Ionesco es una de sus obras cúspides y sin duda, un referente del teatro del absurdo. Y precisamente, ante este unísono aplauso y tal acaparo de éxito, resulta imperativo dar a conocer otros títulos que han podido verse injustamente eclipsados. Deliri a dos es uno de ellos. Por suerte, ahora nos viene representado magistralmente por un repertorio de lujo dispuesto a que la inteligencia sea la principal protagonista de la obra. Y en sus múltiples facetas, además: el ingenio, la cordura, la perspicacia. Todas ellas, paradójicamente, al servicio de la representación del delirio. De un delirio a dos, el de una pareja atropellada por la cotidianidad y por la decepción de los sueños no alcanzados. El delirio en la paz, el delirio en la guerra. La guerra exterior, sí. Pero también la interior: el campo de batalla de nuestra mente, la neurosis que corroe, el delirio que el autor, en su sibilino don de mostrar en vez de decir, ya nos hace intuir que más que ser un tema a dos, a fin de cuentas, es sobretodo el delirio de uno mismo. El delirio, sí. Tan único, tan universal.

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