Es fantástico que exista un espectáculo como Crimen y telón y que compañías como Ron Lalá hagan el esfuerzo titánico que implica su confección.
El montaje nos plantea la cultura (el teatro, la literatura, la música…) como un bien ilegal y perseguido en una distopía futurista. Los artistas son los malos en una sociedad en la cual solo vale la razón y la practicidad de un mundo globalizado sin alma.
Al más puro y único estilo de la compañía, el espectáculo mezcla la trama con canciones, versos y referencias culturales de todo tipo.
Lo mejor de Crimen y telón es el tono único de Ron Lalá, unas fantásticas interpretaciones y la ternura que desprende dedicarle un espectáculo a la importancia que tiene la cultura en nuestra sociedad. Un bien que si no cuidamos suficiente se irá desvaneciendo despacio y nos hará a todos juntos peores tanto como individuos como sociedad. El punto más flojo, para mi gusto, son las canciones.
No te lo pierdas si tienes la oportunidad, hay que descubrir quién mató a teatro!