Por lo mucho que parecían disfrutar los adultos, uno diría que no eran los padres que acompañaban a los hijos sino al revés. Y es que al fin y al cabo, el Circo Mágico es un recopilatorio de los números más espectaculares de estos dos formatos pero contado des de un punto más realista y verosímil, es decir a través de duendes, centauros y unicornios. El Circo Mágico sabe abarcar tanto el registro adulto como el infantil, de forma tal forma que se anima a los mayores a seguir siendo los niños que son y a la vez, trata a los hijos de tu-a-tu, viéndolos como la semilla de potencial que llevan dentro. Los acróbatas cautivarán a unos, los bailarines a otros, pero claro está que todos saldrán del espectáculo con un sabor dulce en el cuerpo, que para bien o para mal -dependiendo del gusto de cada uno- tendrá la oportunidad de ser maridado con un intenso olor de palomitas flotando en el aire.
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