“Bonus track” entra por los ojos y los oídos. La escenografía engancha desde el primer momento, te transporta y te da pistas del paso del tiempo, te facilita mucho la comprensión del texto aunque no tengamos mucho que comprender. Es sencilla pero muy impactante por el dinamismo del cambio de escenas. Prácticamente estás solo atenta a las puertas, a las letras iluminadas del suelo, a las pantallas del fondo y a las entradas y salidas de los actores y actrices hacia espacios disimulados. Es original y muy actual porque utiliza los medios técnicos que tenemos al alcance. Los autores de este espacio escénico son José Novoa y Paula González, la iluminación es de Mingo Albir y el sonido de Jordi Busquets.
Carol López es actualidad. No puede ser de otra manera. El teatro actual debe tratar los temas del momento. Entre los 40 y los 50 los temas que aparecen en los grupos de amigos son: la enfermedad, la muerte, las separaciones, conflictos con los hijos, embarazos tardíos, herencias, dificultades en el trabajo, fracasos y también secretos ocultos que aparecen inoportunamente. La pandemia también está presente. El grupo de amigos disfruta por el simple hecho de existir como grupo.
Hay momentos musicales de una gran ternura como “que t’ acompanyin els ocells, que t’acaronin els estels”, de Llach, cantado por Dolo Bertran o “It’s not going to stop” de Aimee Mann con un bonito coro, aunque otros son superfluos, rompen el ritmo y no aportan mucho más a la historia.
Los tres actores y las tres actrices forman un conjunto muy homogéneo aunque quiero destacar a Dolo Beltran, Paul Berrondo y Vicenta N’Dongo. He visto este espectáculo en línea desde el sofá de mi casa, tal como nos lo ofrece el Teatre LLiure y me ha permitido disfrutar de la proximidad de las miradas y de las expresiones. Y si me ha impresionado desde casa, me gustaría también, vivir la sensación del directo.
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