Un mensaje lúcidamente adaptado sobre la democracia

Assaig sobre la lucidesa

Assaig sobre la lucidesa
10/10/2019

 

En Ensayo sobre la ceguera, un pueblo, excepto una mujer, quedaba temporalmente ciego. Salía lo mejor y lo peor del género humano. En Ensayo sobre la lucidez, esta sociedad ahora ve claro y de forma espontánea decide votar masivamente en blanco, provocando la incredulidad, ira y sorpresa de los políticos, que los preferían ciegos. Su reacción es ridícula, violenta, terrorista y sin autocrítica. Aunque aquí (Saramago) los malos son sólo la derecha, el masivo voto en blanco indica el cansancio del pueblo hacia todos los partidos. ¿Democracia es introducir un papelito en una urna y aquí termina nuestra responsabilidad? ¿Qué recibimos a cambio, en este contrato social? ¿Cuándo olvidaron los políticos que están para servir? ¿Y los medios? ¿Toque de atención o atentado a la democracia? Sí, claro, suena a cierta demagogia y populismo (Saramago) pero como todos, con base real y, en este caso, tan bien escrito! Y aquí tan bien llevado a escena.

El enfoque elegido por La Danesa (Un disgust danès, a recuperar) es el de apuntes caricaturescos, de farsa, que en vez de alejarnos nos acerca, ya que una representación literaria y literal podría perdernos por el camino. Y tiene el mérito de enfocar el interés en las consecuencias por encima del detonante de esta revolución silenciosa donde el discurso resuena (tanto, que algunos espectadores sólo son capaces de identificarlo con el momento actual).

 

La escenografía se limita a un suelo donde se escriben mensajes, dibujos (que no todos pudimos ver dada la visibilidad de las localidades), una utilización muy hábil y principal de la iluminación (peligro de caer fuera del foco) en una ambientación más bien oscura, por donde transitan estos personajes desbordados por la realidad, rodeados por el público, nosotros, votantes, otra imaginativa solución ligada a la dramaturgia.

 

El montaje tiene ritmo, nada fácil cuando se adapta literatura, donde los tiempos son infinitos. Las constantes y rápidas entradas y salidas y los cambios de personajes faciliten esta continuidad, con un reparto bien conjuntado, de varios registros, entregado a gusto en una interpretación coral, con espacio para cada uno sin eclipsar al resto (Elena Fortuny, Xavier Torra, Xavier Casan, Marc Pujol, y Julia Santacana).

 

En resumen: una encomiable, accesible y necesaria adaptación literaria, eterna y universal, sobre la necesidad de la revolución, el diagnóstico de la democracia actual, el desencanto o la lucidez de ser conscientes del mismo.

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