La obra Animals de Companyia vuelve en una segunda temporada a la sala Pepe Rubianes del Capitol con la etiqueta de «la comedia revelación»; un título que se ha ganado a pulso tras pulular por casas y algún escenario, y acabar siendo un éxito la temporada pasada. Algo que le ha permitido volver a repetir y estar de nuevo en cartelera. Quien no haya disfrutado aún de esta joya, la primera de Estel Solé; ya está tardando en hacerlo, las segundas oportunidades también se acaban.
Todo el éxito de Animals de Companyia es bien merecido: una obra fresca, enérgica, muy divertida… Con un texto muy bueno y unos actores y actrices que aguantan el ritmo frenético de la obra con sobresaliente, con unas interpretaciones muy bien ejecutadas y unos personajes muy bien definidos, personajes que en menor o mayor medida terminas queriendo.
Pero si hay algo que destacar para mí de esta comedia, a parte de lo obvio; es lo empática y real que puede llegar a ser. Con una historia un tanto surrealista, nos va llevando por escenas que nos son bastante cotidianas: miedos, dudas, incertidumbres, amistad, amor, pérdidas, soledad… Yo desde luego me vi reflejada o reconocí a personas de mi entorno en muchas de las situaciones que se viven en los 80 minutos que dura la obra, y que se hacen cortos.
En definitiva, Animals de Companyia es una obra para disfrutarla, para reír de los personajes a la vez que te ríes de ti mismo.