Anarquía, nombre femenino que designa la ausencia total de estructura gubernamental en un Estado. Ésta es la definición literal del título de la obra y eso es, literalmente, lo que ocurre durante la hora que dura la pieza.
En Anarchy el público se vuelve un ente político. Tiene libertad de elegir qué actitud quiere tomar a lo largo de la performance: altamente activo, más bien pasivo.. Cada cual decide. No hay normas. No hay instrucciones. Sólo hay impulsos que seguir o no seguir bajo la evidencia de que no estamos solos y que formamos parte de un todo. Principio básico de la Anarquía. Y entre todos vamos creando el pase.
La estructura de Anarchy se divide en dos partes. En la primera, Semolina (la perfomer), quieta, nos hace un viaje textual sobre la historia del anarquismo y su gran momento en Cataluña. Y en la segunda parte viene el movimiento, la agitación, el punk. Semolina se levanta y baila como sacudiendose bajo la banda sonora que le ofrece el público.
Una performer carismática con mucha energía y naturalidad, cuatro focos y algo para que el público pueda formar parte de la escena. Anarchy me parece un experimento sociologico in situ, provocador, respetuoso y necesario. Donde el espectador practica la escucha, deja salir su ego y crea conjuntamente una pieza irrepetible.
Para entenderlo, hay que vivirlo.