Agrippina es una ópera entretenida, con momentos de humor que la dirección de escena se encarga de reforzar. Una mirada satírica a las relaciones humanas, a la rivalidad por el poder y a la utilización del erotismo como herramienta de manipulación de las personas.
Agrippina quiere asegurar el futuro de su hijo Nerón como César de Roma y sucesor del emperador Claudio. Por eso crea una enrevesada intriga involucrando los consejeros de Claudio, Narciso y Pallas, los jóvenes enamorados Poppea y Ottone. La ópera es una sucesión de escenas cortas y giros argumentales que al hacen fuerza dinámica y entretenida.
Los cantantes interpretan mucho be sus personajes, destacando la interpretación de Agrippina y Poppea, la primera como madre intrigante y la segunda como adolescente inocente a la vez que sexy y provocadora. Ottone emana honestidad e inocencia, Narciso y Pallas fieles a Claudio pero también manipulables y finalmente Claudio que transmite fuerza pero que se deja engañar por el deseo sexual con que le provoca Poppea.
La atemporalidad del argumento permite a David McVicar transportar la puesta en escena a una época moderna, un inicio colorado y bañado de ocres que recuerdan la Roma actual va oscureciéndose a medida que avanza la ópera. La escenografía aporta momentos muy divertidos al espectáculo como la presencia de prensa durante la fracasada coronación de Nerón durante el primer acto, el momento de coincidencia de vestidos entre Poppea y Agrippina, el “solo” de clavicémbalo al bar del segundo acto o las “rayas” que inhala Nerón antes de atacar una magnífica coloratura. La dirección escénica de hecho, fue bastante aplaudida y con razón.
La orquesta estuvo a un muy buen nivel y acompañó perfectamente el tono que se le ha querido dar a la obra. Los cantantes van , yendo de menos además, y con momentos muy emocionantes como el final de la primera parte con l`aria de Ottone, y sobre todo las coloraturas muy ejecutadas por parte de todos los cantantes.
La nota triste de la velada fue ver el gran número de asientos vacíos el día del estreno de la temporada de ópera, a comienzos de lo opera pero sobre todo a comienzos de la segunda parte, después del entreacto. Este hecho nos tiene que hacer reflexionar sobre la selección de los títulos, la necesidad de vender más las producciones menos conocidas y sobre todo, sobre la oportunidad de estrenar temporada con un título como Agrippina, que siendo una muy buena ópera, no tiene el caché que se habría que esperar de la ópera que estrena la temporada en el Gran Teatre del Liceu.
En todo caso, es una muy buena opción para ir a ver ópera, seáis o no entendidos, pues el argumento de Agrippina es entretenido y divertido y la ejecución tanto musical, como vocal como escénica, es muy buena. Una buena opción para pasar una velada en el Liceu.