Cuando entras en el Teatro Lliure de Gràcia (antigua Cooperativa La Lealtad) y te encuentras inmerso en un baile del domingo como los que triunfaban allí años atrás, con un Jaume Sisa cantando y tocando las maracas para un público que llega y se pone a bailar en el escenario … sabes que te encuentras ante una pieza excepcional. La Perla 29 lo ha vuelto a conseguir. Han creado un espectáculo mágico. Han convertido los personajes de Juan Marsé en maravillosas criaturas de carne y hueso, con una cuidada puesta en escena (marca de la casa).
Con «Adiós a la infancia» no pagas una entrada de teatro. Pagas un viaje de ida y vuelta a una Barcelona entrañable.
El único pero: la duración. Empieza flojita y va mejorando con cada nuevo personaje, pero le sobran veinte minutos largos para ser excelente.