West Side Story, ya lo saben, un musical de Stephen Sondheim referente para toda una generación. Seguro que no les sorprenderé: nuestra historia se sitúa en la América soñada y nuestros protagonistas son Toni y María, los jóvenes cuyo amor precipitará la más grande de las tragedias. El Romeo y Julieta moderno, aunque añejo. Pero no les quisiera aburrir contándoles los pormenores de un argumento archiconocido. Al fin y al cabo, la trama es lo de menos. Aquí, lo que importante es rendir homenaje a la obra. West Side Story ha aterrizado con todos sus atuendos: profesionales de primer nivel, música en directo y una buena dirección. Nada que no se merezca, al fin y al cabo, una obra de este calibre. Una puesta en escena magnífica para que los sesenteros revivan el musical y para que, como no, los más jóvenes se inicien en el género. Previéndoles, eso así, que el romanticismo existe pero que el sacrificio no. Bien está que la obra sea un clásico, pero el amor dramático no.
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