La Perla 29 se ha forjado un sello, como otras compañías y salas, que es garantía de calidad. No es fácil conseguirlo y menos, mantenerlo. Alguna propuesta te llegará más o menos, pero la probabilidad de que salgas muy satisfecho es alta.
«Sopa de pollastre amb ordi» es otro acierto. Puesta en escena artesanal, no ya precisa sino milimétrica, como los efectos de sonido (el agua que cae de una jarra justo en el momento preciso …), vestuario, interpretaciones de primer orden, dirección cuidada, texto cercano y profundo …
No creo que el texto sea más vigente que nunca sino que nunca ha dejado de serlo; escrita por Arnold Wesker en 1958, yo hubiera jurado que era de la época Thatcher, por ejemplo, y equipararlo sólo a la situación política de aquí y ahora se queda corto. El aferrarse a una ideología para tapar a veces una vida anodina, hacer pasar «el partido» por delante de las personas y la realidad no es sólo algo de ahora.
Acompañamos a una familia comprometida hasta el tuétano con una ideología (en este caso, el comunismo) y cómo afrontan, cada uno como puede, la realidad, los cambios sociales, la eterna espera, los pecados «de los nuestros». .. y cómo todo ello afecta a sus relaciones personales y familiares.
El trasfondo es triste, suerte que la dirección y adaptación (Ferran Utzet y Llàtzer Garcia) no han optado por el drama sin más sino más bien por una visión cotidiana y sociológica del camino, si se hace, desde el idealismo al desencanto de no ver los ideales llegar nunca a hacerse realidad o, si lo hacen, tener la fuerza para ver que no han traído el paraíso prometido. Y las ilusiones, ¿dónde quedan? Y todos estos años, ¿son perdidos?
Lo mejor: cuesta escoger. La propuesta en sí misma.
Lo menos mejor: sólo el fragmento musical, que, como en «Caïm i Abel», me sacó momentáneamente de la propuesta.