Era tal vez la propuesta que más me llamaba la atención de la temporada del Lliure y expectativas cumplidas. Con el precedente de «Clean City» en el Grec17, historias reales contadas por los propios protagonistas, sin techo en este caso, a quien hacemos invisibles.
El tratamiento es más original que el precedente. No nos cuentan su historia, qué los llevó a terminar durmiendo en la calle, qué dramas, errores o decisiones voluntarias han marcado su vida. Hablan de un amigo común y mediante retazos de la vida de éste, vamos conociendo a los protagonistas. Con humor, ternura y sin buscar hacer pena ni denuncia explícita de la situación que nos rodea, a través de este amigo, real o imaginado, acabamos viendo a todos aquellos a quienes ni queremos mirar, personas más cercanas a nosotros de lo que queremos aceptar. Y es que como oí decir a un homeless en un reportaje, mirando a cámara «estáis más cerca de terminar como yo que tener un yate». Sí, todos tienen una historia muy interesante detrás, desde grandes farras a dejar atrás negocios, sin embargo, ahí está el drama, no se trata de hechos que no nos puedan pasar a cualquiera de los espectadores. Y al final, sí, la puntilla: saber la cifra de muertes de sin techo en la moderna Barcelona.
Lo mejor: la naturalidad y fuerza que nos llega por parte de los protagonistas y Marc Rodríguez, como conductor y cómplice de la propuesta. También, la dramaturgia y sutilidad llena de firmeza con la que se ha decidido tratar el tema a denunciar.
Lo menos mejor: para mí, la bajada de ritmo cuando la obra se liga con la de Pirandello y los personajes interpretan a otros. Quizá no he captado el juego metateatral…
Me hizo gracia, mira por dónde: aquí estaba la solución al enigma identitario de The Feliuettes en «Cobi, Curro, Naranjito».