Enigmática pero eterna y siempre viva

Safo

Safo
22/07/2022

El teatro es uno de los elementos más preciados de la educación colectiva y es por eso por lo que agradecemos esta puesta en escena de una de las mujeres más enigmáticas y misteriosas de la historia de la poesía. Se sabe tan poco que hemos tenido que inventarla. Sólo la conocemos a partir de los 100 versos que han quedado de los nueve libros que se habían recogido en la biblioteca de Alejandría. El Papa Gregorio VII los hizo quemar por inmorales y porque incitaban al pecado. Eran más de doce mil versos que se habían conservado e intuimos más que sabemos de ella a partir de los pocos elementos que hemos recibido de los escasos versos y de los comentarios de otros poetas como Ovidio. Platón la nombró la décima musa.

Y han sido tres mujeres las que nos han regalado este homenaje a una mujer que fue “influencer” en aquel tiempo, que escribió la poesía lírica más íntima que se había escrito hasta el momento, que tuvo el valor de escribir en una sociedad misógina y machista y que además cantó al amor de alguna de sus alumnas.

Los pocos versos que nos quedan de Safo los podemos encontrar traducidos al castellano del griego antiguo por Juan Manuel Macías y Aurora Luque. Recientemente se ha publicado en catalán “Safo de Lesbos. I desitjo i cremo: poesies incompletes” con la magnífica traducción de Elies Creus.

María Folguera ha sido la encargada de recoger algunos de los textos conservados y Christina Rosenvinge de ponerles música y cantarlas. Marta Pazos dirige una obra elegante, de gran lucimiento estético con unas coreografías sencillas pero efectistas de María Cabeza de Vaca.

Es un espectáculo sin pretensiones, muchas veces pueril y naïf. Uno de los pocos poemas que se conservan completos es la Oda a Afrodita que comienza así: “Tú que te sientas en trono resplandeciente, inmortal Afrodita!”. Es vulgarizado en una bañera arrastrada por las damas.

A pesar de la elegancia en los movimientos, la voluptuosidad de las túnicas y los velos mostrando de manera sinuosa los cuerpos de las doncellas-alumnas, la obra no llega a transmitir los sentimientos de Safo. Algunas de las coreografías poseen una gran fuerza aunque la mayoría van dirigidas al lucimiento de la Rosenvinge, como si fuese un musical dedicado a ella i no a Safo. Les bailarinas son Irene Novoa, Juliane Heinemann, Lucía Bocanegra, Lucía Rey, María Pizarro, Natalia Huarte y Xerach Peñate y responden perfectamente al papel que les encomienda la dirección.

La música electrónica no es la más adecuada para acompañas las estrofas sáficas que se cantaban a una voz o en grupo punteando las cuerdas de la lira como la «Oda a los celos» que es de una extrema sensibilidad y belleza.

Safo se merecía mucho más o puede que yo tuviera otras expectativas.

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