La nueva comedia de Marta Buchaca promete lo que te da. Se trata de la clásica comedia de situación, con escenografía realista y cuatros intérpretes que sirven los elementos básicos del genero; entradas y salidas, malentendidos, mucha ironía dramática, contrastes de personajes y juegos idiomáticos a buen ritmo durante una hora y media de risas.
El argumento recuerda a la película Mi vida sin mí de Isabel Coixet, en la que el protagonista, al conocer la poca esperanza de vida que tiene, prepara una lista de cosas a hacer y trata de dejar las cosas lo más atadas posibles para que sus seres queridos tengan una buena vida. Eso sí, Buchaca toma la dirección contraria de la cineasta, eludiendo el drama y metiéndose de lleno en la comedia disparatada. Es cierto que, al tratarse de una comedia sobre la muerte, algunos espectadores podrían esperar un humor más negro o ácido, pero en este caso se opta por un humor blanco e inofensivo, quizás por su voluntad de contar con un público más amplio.
Los personajes están bien construidos y con premisas cómicas claras, con sus contrastes bien acentuados para servir a la comedia. Las cuatro interpretaciones funcionan, pero si algunas deberíamos destacar, serían las de Lluís Villanueva y Betsy Túrnez por su gran carisma y capacidad de generar carcajadas.
En definitiva, esta comedia comercial sobre la muerte, es en realidad una celebración de la vida, una invitación a vivirla cada día y una promesa bien cumplida: la de morirse de la risa en la sala de butacas, que buena falta nos hace.