No había leído la novela de Laetitia Colombani, pero me costó muy poco tiempo entrar en esta historia sobre tres mujeres en diferentes lugares del mundo. Tres mujeres separadas por la distancia pero unidas por una trenza invisible que conseguirá que se rebelen y luchen para romper el techo de cristal que cada una tiene encima de sus cabezas. Una historia donde la sororidad acaba siendo protagonista, a pesar de que no se carguen las tintas en contra de los hombres ni haya intención de hacer ningún alegato. Tres situaciones creíbles y tristemente reales. La historia de la Smita y su hija en India es la que más nos encoge el corazón, sobre todo por la injusticia de las castas, a la que se añade el hecho de ser mujer. A la vez, tenemos en paralelo a una joven italiana que quiere sacar adelante el negocio que su padre ha arruinado y a una abogada canadiense que de la noche a la mañana ve como todos sus esfuerzos para luchar en un mundo de hombres se pueden ver interrumpidos por una enfermedad.
Como en toda adaptación literaria había el peligro de perderse en el argumento o de renunciar a la teatralidad a favor de la narración. Nada de esto ha pasado. Cristina Genebat y Marta Marco han conseguido crear un texto precioso, al que se añade una narradora omnisciente que ayuda a hilar la trama y a reflexionar sobre lo que vemos. Además, la dirección de Clara Segura se nutre de un montón de recursos que enriquecen el conjunto y dan una vistosidad que quizás no esperábamos. Las coreografías, las proyecciones, los continuos cambios de personaje –incluso a la vista del público-, el vestuario esencial… Todo va a favor del espectáculo y todo sirve para que la historia llegue todavía con más fuerza.
No podemos olvidar, sin embargo, las increíbles interpretaciones de las cuatro actrices: Genebat, Marco, Olcina y la misma Segura. Las tres primeras multiplicándose en más de treinta personajes, y la última haciendo de narradora. Lo mejor del caso es que todas están en la misma sintonía, en el mismo registro interpretativo. Incluso cuesta a veces diferenciarlas detrás de la caracterización… Un trabajo gigantesco y una función que tardaremos en olvidar.