En la línea del estilo absurdo de dúos de humor clásicos como Tip y Coll o Faemino y Cansado, Los Torreznos nos presentan su nuevo espectáculo donde la acción poética se mezcla con el surrealismo y el contenido pseudofilosófico. El montaje es sencillo, honesto y directo. Juega sus elementos con claridad. Su objetivo, aparentemente, es reflexionar sobre la interpretación de la realidad en contraposición a la ficción y el arte, burlándose, en cierto modo, de la ridiculez de ciertas actitudes intelectuales y de los tópicos de reflexiones de cafetería. La pieza encuentra los puntos más divertidos en la acidez de su crítica pero, por lo demás, resulta repetitiva, con un ritmo deliberadamente estancado en sus bucles y su tono anticlimático. Se trata de una propuesta original a pesar de que, más que aportar un discurso a la conversación (en positivo o negativo), opta por ridiculizar las narrativas ya existentes y parodiar el contenido del tema escogido. Quizás, por tratarse de un show esencialmente verbal, con pocas acciones y muy limitado a la palabra, su exceso de nihilismo puede llegar a saturar. En cualquier caso, a pesar de que la dinámica con el público sólo funciona en parte, la escena final con las zanahorias y la cinta adhesiva es un desenlace atractivo que eleva notablemente el conjunto.
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