La música como salvación

Instrumental

Instrumental
23/06/2019

No he leído el libro de Jame Rhodes en el que denuncia y explica los abusos sexuales que sufrió de pequeño. No conocía tampoco muchos de los detalles de su dura trayectoria vital, ni soy un seguidor habitual de su carrera como pianista. Supongo que como yo habrá más espectadores a los que les pasará lo mismo, pero hay que reconocer que el espectáculo va más allá de la figura de Rhodes e incluso del tema de los abusos. El espectáculo habla de cómo enfrentarse a los demonios personales y de cómo salir del pozo, ya sea aferrándose a la música o a cualquier estímulo esperanzador. Es por eso que el protagonista es a veces el mismo Rhodes y a veces un narrador externo que nos da datos, opiniones y que interroga incluso al público. El salto de uno al otro es muy sutil -para mi gusto, demasiado-, pero ayuda a fundir las vivencias del artista con las de cualquiera de nosotros.

Iván Morales ha querido distanciarse en parte del pianista y de su libro, pero sin perder nunca el referente. También ha pretendido rehuir los detalles morbosos y relativizar el dolor y el dramatismo a base de recursos que en ocasiones me han parecido excesivamente caprichosos. Toda la parte de descomposición gestual o las continúas manipulaciones del sonido y de la iluminación por parte del actor me han parecido innecesarias en muchos momentos. Suerte que Quim Àvila -un actor que hace tiempo que ha dejado de ser una promesa para convertirse en uno de los mejores de su generación- lo da todo e intenta hacernos creíbles algunos pasajes que luchan a contrapelo con lo que se explica. Creo que estos pequeños detalles restan emoción a la propuesta, a pesar de que el trabajo del actor, la dureza de la temática y el epílogo final fuera de escena lo contrarrestan todo.

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