Marcela Levi y Lucía Russo cruzan el Atlántico con tres miembros de su compañía para reunirse con seis performers locales y durante diez días preparar esta pieza, que según sus propias palabras más que una obra es el resultado de un encuentro.
En este encuentro, parten de la obra de la filósofa Isabelle Stengers sobre cosmopolítica para reflexionar sobre la igualdad no como equivalencia sino como la existencia de una diversidad de voces. Un elogio a la discrepancia complementaria, una reflexión que no podía encajar mejor con el contexto sociopolítico actual de Catalunya.
Reflexionan también sobre la figura del “idiota” y su etimología “persona que no habla el idioma griego”. Una figura que se ubica en otro lugar, mira desde otro punto de vista, abre nuevas opciones y nos obliga a desacelerar nuestras urgencias.
Este es el marco conceptual que las coreógrafas explicaron en la postfunción, aunque la experiencia en escena pueda ser bien distinta. Se trata de una obra sin fronteras entre escena y público, obligando a los espectadores a posicionarse en referencia a lo que está sucediendo. Contrastan escenas de gran intensidad física y sonora con ciertos espacios en blanco que generan un ritmo un tanto quebrado. Una especie de fiesta esperpéntica contemporánea que puede resultar siniestra, divertida y desconcertante al mismo tiempo.
En definitiva, una atrevida propuesta apta para mentes abiertas dispuestas a entender que sencillamente, no estamos todos en el mismo sitio.