La creatividad es innata en muchas personas y es importante dejarla fluir y alimentarla. No se sabe nunca hasta donde podrá llegar y cuáles serán sus repercusiones, pero es emocionante tener un futuro incierto esperando las sorpresas a las cuales puede conducir lo inexplorable.
Puede que el público conozca a Jean Paul Gaultier por su moda -sobre todo por sus perfumes y la visión de los marineros y los corsés-, pero hay una historia detrás de todo este legado espectacular. Esta producción es un viaje a través de su vida de manera cronológica, explicando los momentos claves que lo llevaron a convertirse en aquello que ha conseguido y es ahora. Una obra que cuenta con intervenciones estelares que no se pueden avanzar…
La música, los colores, la luz y la pasión desbordan espectacularmente el escenario desde el primer minuto. La introducción ya demuestra que será toda una experiencia y que la imaginación y las ganas de vivir y mostrarlo serán el leitmotiv de toda la producción.
Con unas transiciones espectaculares entre épocas y etapas de la vida del diseñador, el trabajo de producción es inmenso y está pensado todo al detalle. Cada segmento está estructurado de manera precisa, con un sentido determinado que no deja ningún fleco por completar.
El relato se va desplegando ante el público de manera orgánica y enérgica, con un ritmo natural que llena de expectación a la espectadora sin decepcionarla después. La metódica presentación de los episodios de la vida de Gaultier van marcados también por una selección musical que hace moverse (y también cantar) al público. Lástima que la fiesta no continue una vez se ha bajado el telón. Lo único que faltaría sería subir un poco el volumen tanto de la música como del micrófono de la cantante que hace de hilo conductor para que acabase de explosionar.
Todo el espectáculo es magnífico, pero destaca especialmente todo el reparto de intérpretes, bailarines/as y artistas de circo que dan vida a los personajes que se presentan. Además de sus cualidades artísticas, que son muchas, aquello que más hipnotiza y atrae son las ganas de estar en el escenario, su voluntad de entrega en cada aparición y como muestra que disfrutan de todo lo que están haciendo. Realmente, la espectadora quiere subir allí arriba cuando se acaba el espectáculo y continuar la fiesta con todas ellas.
Que el teatro es un lugar para disfrutar, ver cosas increíbles y arriesgadas es un hecho indiscutible. Esta producción es eso y mucho más.