El Circo de los Horrores nació en el 2006 gracias al empujón de los hermanos Manu y Rafa González y la creatividad del clown Suso Silva, que querían acercar el circo a un público joven, adulto, y apostar por unos contenidos que se acercaban más al circo primigenio (la exhibición de monstruos) que al que se hacía en aquel momento. Se decidieron por el terror, como base, y también por el humor, y lo cierto es que la fórmula funcionó. Desde entonces se han producido cuatro espectáculos: Circo de los Horrores, Manicomio, Cabaret maldito y el actual Apocalipsis, que quizás se aleja un poco de los anteriores y apuesta por el gran formato y la espectacularidad de un concierto de rock.
Lo primero que te encuentras en Apocalipsis es una pantalla gigantesca que acaba teniendo un gran protagonismo. Si añadimos música en directo (a ratos), la agresiva estética de Mad Max y un buen puñado de números circenses con mucha testosterona (motos, números de fuerza, pelotas «voleadoras», lanzadores de puñales) ya lo tendremos todo hecho. Bien, en realidad todavía faltarían las intervenciones de Suso Silva, que constituyen el alma de este peculiar injerto entre circo y cabaret. Es en este punto donde encontramos el espíritu gamberro de la fórmula, la autenticidad de un producto que juega con el público, lo provoca y lo anima a participar. Son momentos muy divertidos, donde Silva exhibe su conexión con los espectadores, e incluso su voz en algún que otro tema musical. Una voz, al estilo de Rosendo, que acaba transformando un espectáculo pretendidamente terrorífico en un tipo de concierto de heavy metal…