Si alguien pensaba que no se podía hacer una transición entre You oughta Know de Alanis Morissette al Burn de Eliza en el musical Hamilton, estaba bien equivocado/a. Lo único que se necesita es visión y talento y eso es lo que tiene Joan Vázquez.
El espectáculo se vertebra con un hilo de anécdotas sobre letristas y compositores/as de conocidos musicales de Broadway, ya sean clásicos o contemporáneos. Unas relaciones de amor a este género teatral que hacen de interludio entre los diferentes temas que el intérprete va tocando y cantando para deleitar al público. En estos pequeños incisos narrativos se muestra el gran conocimiento que Vázquez tienen no solo de los musicales sino también de toda la historia que los rodea: como se crearon, los momentos felices y duros de las producciones y el impacto que tuvieron por sus creadores y por los espectadores/as.
Con mucha elegancia y sentimiento, Vázquez sabe escoger los temas que le ayudan a exponer su historia y que demuestran que el talento y la creación musical no se acaba, abriéndose a nuevos talentos y nuevas voces. El inicio tímido con las notas del tema de La La Land se transforma en una declaración de intenciones con Audition del mismo musical –dedicada a los locos soñadores que creen en un futuro dedicado al arte escénico- y va pasando por diferentes temas, algunos no muy conocidos fuera de Broadway como Dogfight o If/Then, a otros que han traspasado fronteras y se han hecho conocidos en todo el mundo (Hamilton, Dear Evan Hansen, o Waitress), y siempre teniendo un recuerdo para aquellos que ya no están, pero que han marcado la historia de los musicales (Evenint Primrose, Tick Tick Boom).
Un piano, una luz cenital y Vázquez, no se necesita más para pasar una hora acompañada de mundos diversos con excelentes melodías. A quien ha visto algunos de estos musicales le consigue trasladar al mismo sentimiento que sintió en aquel momento y crea un momento único.
El único reproche que se le puede hacer a este espectáculo es que las anécdotas entre canciones quedan a veces cortas. Un poco más de narración, alguna historia más larga o la presentación de la canción que ha tocado o que está a punto de cantar redondearía una producción sencilla llena de emoción.
Aquellos que son amantes de los musicales disfrutarán de estos minutos de conexión y placer sonoro y querrán mucho más, porqué escuchar pedazos de obras increíbles deja siempre con ganas de devorarlas enteras.