En los últimos años nos han llegado varias obras que quieren radiografiar la familia catalana actual. Alguna lo ha hecho con un lenguaje poético (L’hort de les oliveres), alguna otra ha optado por la comedia dramática (Vilafranca) y otras, como Avui no sopem o la que ahora mismo nos ocupa, se han decantado más por la comedia de situación. En todas ellas se han usado tópicos y zonas comunes, y aunque cada parte de unos objetivos diferentes al final da la sensación de que las conclusiones son más desesperanzadas que optimistas. En Adossats nos encontramos dos hermanos que han encarado la vida de forma muy diferente y que ahora no saben afrontar la vejez del padre, con el que nunca han tenido comunicación real. De hecho, la falta de diálogo es lo que quiere impregnar toda la obra, a pesar de que los personajes no paren de hablar y de discutirse durante una hora y media.
Las situaciones que describe Madaula en su texto resultan divertidas y la composición de los personajes -tópicos a parte- es efectiva y consigue lo que se propone. Ahora bien, hay momentos en que las estridencias superan la credibilidad, y los giros de guión que hay al final no ayudan mucho al conjunto. Por otro lado, los actores cumplen bien con su tarea, sobre todo un Jordi Bosch pletórico que parece pasárselo en grande. En resumen, una comedia costumbrista entretenida en la que no vale la pena ahondar demasiado … y es que si tuviéramos que sacar alguna conclusión de su radiografía familiar quizás deberíamos cambiar el género y acabar hablando de drama.