Peeping Tom: Vader (Pare)

Sinopsis

La compañía que sedujo a los espectadores del Grec 2012 con el aplaudido montaje 32 rue Vandenbranden trae a Barcelona la primera parte de un tríptico de danza y teatro sobre padres, madres e hijos.

Porque los hombres mejoran con los años;
Y aun así, y aun así,
¿esto es mi sueño, o es la verdad?

William Butler Yeats 

Vader transcurre en la zona de visitas de un hogar de ancianos, cuyos  altos muros  sugieren que la acción tiene lugar en las profundidades. En el centro de este inframundo, un espacio entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, está la figura del padre, que parece distanciarse cada vez más de la comunidad humana. Su progresivo desvanecimiento se dibuja, no desde la historia de un ser individual, sino desde la mitología del padre. En unas escenas que estallan en acción y se detienen repentinamente, su figura parece a la vez divina y ridícula, poseedora de una vida mental a veces rica y a veces desconectada, decadente, vacía. Quizás su pasado esconde un profundo secreto o quizás está loco o es víctima de los delirios. Los demás residentes y el personal del hogar de ancianos lo miran divertidos o con odio, con afecto o con indiferencia. La pieza se desarrolla en el amplio territorio situado entre la percepción y la realidad, mostrando la manera como el tiempo parece hacerse más lento para los mayores, igual que el ritmo de sus gestos se ralentiza, el discurso articulado se percibe como estático y la música como ruido, o el propio mundo solo parece tener sentido como encarnación de un recuerdo. Con agudeza y sabiduría, Vader explora el momento en que los recuerdos (¿o quizás son fantasías y alucinaciones?) de un hombre mayor, una especie de Don Quijote de nuestros días, amenazan constantemente con convertir las realidades de la vida diaria en fantasías.