Un pedacito de mí: Neus Sanz

No soy yo muy de monólogos. Algo (¿el título?) me dijo que éste valía la pena, tenía algo más. Y vaya si lo tiene. Neus Sanz (lo admito, no sabía quién es. No veo la tele –Los hombres de Paco- ni me atrae La Cubana) nos abre, que no ha de ser fácil, su álbum de fotos y vivencias y, como si nos conociésemos de toda la vida pero sin falsos colegueos, con cercanía y una ternura exquisita comparte sus recuerdos.
Como una excelente receta, tiene varios ingredientes cada uno en su justa medida. Hay ternura, pinceladas de drama, explicado desde el corazón, humor sin caer en la astracanada (pese a que hay situaciones para ello), ni en el drama lacrimógeno (que también se adivina material). Sales con la sensación de haber compartido recuerdos con una vieja amiga y con reflexiones sobre los tuyos.
Por desgracia, fui el último día. Repetiría.
Y un detalle relacionado con algo sobrel lo que hace tiempo reflexiono: pregunta, por lo que viví y leo en los comentaros, por qué has ido a ver la obra. Una pregunta que, diría, sirve mucho a los creadores. Igual que si yo fuese uno de ellos, siempre preguntaría a quienes se acercan a felicitar, qué no les ha gustado o mejorarian. En este caso, la duración, una hora sabe a poco.