Norway.Today

Desde un primer momento nos encontramos a Joan Carles Suau tumbado en el suelo, con la mirada perdida. Puede que sean 10 o 15 minutos hasta que todo el mundo está en su sitio. Pero ya te sientes un poco incomodado. Ves sus ojos de cerca y sientes sus lágrimas.

El juego de unas imágenes minimalistas, con las proyecciones, ha sido lo menos acertado de la puesta en escena.

Queremos socializar a través de las redes, en este caso un chat, y sobrevivir de esta jungla (incluso digital) para llegar a nuestro fin.

Seguimos con la opinión

Una de las características más representativas de la literatura romántica de los siglos XVIII y XIX es la obsesión de sus protagonistas por la idea del suicidio. Como defensa de su libertad individual y en exaltación de los sentimientos por encima de la razón, estos personajes apelan a quitarse la propia vida para poder liberarse de la profunda tristeza que los invade. La obra del dramaturgo suizo Igor Bauersima, dirigida por Àlex Mañas, es, en cierto modo, una actualización de este padecimiento apasionado trasladado a dos jóvenes de nuestros días. Mariona Tena y Joan Carles Suau interpretan de forma muy emotiva un chico y una chica que deciden encontrarse en un punto remoto de Noruega para lanzarse juntos por un precipicio. El montaje es toda una lección de naturalidad dirigida de forma inteligente y minimalista, sin artificios innecesarios y obligando a los actores a desnudarse emocionalmente; reto que ellos aceptan y del que salen más que victoriosos. El texto mezcla diálogos realistas con conceptos de filosofía vital muy interesantes y nada forzados, aunque, desgraciadamente, acaba cayendo en ciertas reiteraciones que hacen que la obra se estanque en algún momento concreto. Sin embargo, la historia transmite cierto optimismo respecto a cómo la vida se manifiesta de la forma más pura e inesperada por el simple hecho de que dos personas se relacionen entre ellas, con su entorno y la naturaleza. Norway.Today quizá no inventa nada nuevo pero trata un tema delicado con ternura, humor y destreza narrativa, demostrando la valentía y el buen instinto de los mejores autores contemporáneos.

Y esto es especialmente grave porque el tema es desgarrador: una chica de unos veinte años busca un compañero para suicidarse juntos… y lo encuentra. Viajarán hasta un fiordo del norte de Noruega donde hay un acantilado de 600 metros desde donde piensan saltar. Yo tengo nietos de esa edad y no me he estremecido ni un momento. O la obra es floja, o el director no ha sabido transmitir el dramatismo necesario. La puesta en escena tampoco ha ayudado nada.

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