Sinopsis

Estrenada en octubre de 2012, toma el caso del “monstruo de Amstetten” (Josef Fritzl), quien encerró en el sótano de su propia casa durante 24 años a su hija Elizabeth, con la que tuvo siete hijos. La anécdota del brutal incesto es el pretexto para reflexionar sobre lo que lleva a un hombre a cometer un acto como aquel, y explorar no en los hechos conocidos (la violación, el nacimiento de los hijos, la vida cotidiana del encierro) sino más bien imaginar sobre el mundo interior de los personajes. Así pues, el drama se presenta en una especie de Caja de Skinner (espacio diseñado y adaptado para la presente gira por Gabriel Pascal) donde conviven el padre y la hija custodiados por el diablo: una entidad difusa que se debate entre su existencia o su mero reflejo como idea humana. Montada con los actores Mauricio Jiménez como el padre, Karina Díaz como la hija y Jesús Coronado como el diablo, el proceso se decantó por el detalle en la interpretación y la sobriedad frente a una situación dramática soterrada y terrible, pero ferozmente humana. Un ejercicio de reflexión sobre el terror más allá de victimizaciones o dogmas morales.

Duración:
Idioma:
Castellano
Sinopsis

Estrenada en octubre de 2012, toma el caso del “monstruo de Amstetten” (Josef Fritzl), quien encerró en el sótano de su propia casa durante 24 años a su hija Elizabeth, con la que tuvo siete hijos. La anécdota del brutal incesto es el pretexto para reflexionar sobre lo que lleva a un hombre a cometer un acto como aquel, y explorar no en los hechos conocidos (la violación, el nacimiento de los hijos, la vida cotidiana del encierro) sino más bien imaginar sobre el mundo interior de los personajes. Así pues, el drama se presenta en una especie de Caja de Skinner (espacio diseñado y adaptado para la presente gira por Gabriel Pascal) donde conviven el padre y la hija custodiados por el diablo: una entidad difusa que se debate entre su existencia o su mero reflejo como idea humana. Montada con los actores Mauricio Jiménez como el padre, Karina Díaz como la hija y Jesús Coronado como el diablo, el proceso se decantó por el detalle en la interpretación y la sobriedad frente a una situación dramática soterrada y terrible, pero ferozmente humana. Un ejercicio de reflexión sobre el terror más allá de victimizaciones o dogmas morales.

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