Le Petit Chaperon Rouge

Le Petit Chaperon Rouge

Sinopsis

Arcaico, visceral, violento… así es como se podría describir este cuento, contado un centenar de veces. La compañía francesa Divergences desgarra esta narración infantil, centrándose en sus entrañas más que en su narración. Un lobo, mitad animal, mitad asesino en serie. Una caperucita roja cuya inocencia ayuda e insta al asesinato final. Ambos se lanzan a un dúo hecho de fascinación, atracción, juego, traición, miedo y angustia. En un paisaje sonoro en vivo, chispeante, con tono alto y zumbidos de viejos vinilos rotos, el “colmillo” deja a los “cuerpos” un escenario vacío, un espacio real y onírico. El cuento original, ya sea la versión oral o la de Perrault, se despoja aquí de medios, elementos de vestuario e iluminación. Todo lo que queda son nervios y músculos, respiraciones cortas y gruñidos, y algunas risas para desactivar esta explosiva coreografía. Con un estilo expresionista o de dibujos animados, esta caperucita no teme ni a Bettelheim ni a Tex Avery y se enfrenta a miedos y fantasías de la infancia con pasión, poder e hipnotismo… ¡mmm!

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Sinopsis

Arcaico, visceral, violento… así es como se podría describir este cuento, contado un centenar de veces. La compañía francesa Divergences desgarra esta narración infantil, centrándose en sus entrañas más que en su narración. Un lobo, mitad animal, mitad asesino en serie. Una caperucita roja cuya inocencia ayuda e insta al asesinato final. Ambos se lanzan a un dúo hecho de fascinación, atracción, juego, traición, miedo y angustia. En un paisaje sonoro en vivo, chispeante, con tono alto y zumbidos de viejos vinilos rotos, el “colmillo” deja a los “cuerpos” un escenario vacío, un espacio real y onírico. El cuento original, ya sea la versión oral o la de Perrault, se despoja aquí de medios, elementos de vestuario e iluminación. Todo lo que queda son nervios y músculos, respiraciones cortas y gruñidos, y algunas risas para desactivar esta explosiva coreografía. Con un estilo expresionista o de dibujos animados, esta caperucita no teme ni a Bettelheim ni a Tex Avery y se enfrenta a miedos y fantasías de la infancia con pasión, poder e hipnotismo… ¡mmm!

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