La memòria del gel

En La memòria del gel, l’Ada Vilaró recrea un escenari binari on la pròpia consciencia vital de la autora ens fa furgar en la ferida cada cop més irritant que infligim al món que ens envolta.

Sinopsi.
Un personatge nú desperta d’entre el gel evocant la part més íntima de la terra que ens retorna al començament de la vida, al ventre matern.
L'actriu va entomant distints rols al llarg de la funció que evoquen tant el record de la mare ( terra) com d’altres mostres de vida: flors, animals i ens alerta de com tot es va descoronant al nostre voltant mentre ens entossudim a fomentar accions abanderades d' etiquetes sostenibles.
La artista ens mostra la por que tot plegat vagi a més i apel.la la responsabilitat de cadascú per a evitar-ho. L'espectacle fa patent la por d’estar adormits i deixar fer… com l’aigua que es glaça sense remei i ens arriba ben endins…. I la sang atura el seu goteig… i el gel omple els pulmons… i deixem de respirar.
És un morir despert. Un crit d’alerta perquè d’aquí milers d’anys potser serem flors o plantes però ara som aquí. Despertem!

La Vilaró és una artista multidisciplinari. Em crida molt l’atenció el seu espectacle en via pública “24 hores” en les que resta en silenci i convida els vianants a escriure missatges testimonials en pissarres que es desen a terra. Perquè cada cop més, cal reivindicar els espais públics que s ‘han anat privatitzant i ja no hi som presents si no és que estem consumint.

Els seus espectacles no són comercials però són molt vius, i ens ofeteix una mirada diferent e innovadora del món de l'espectacle

Una artista que ha estat guardonada amb la medalla d’Honor de Barcelona com a reconeixement a la seva trajectoria, guanyadora també del premi FAD Sebastià Guash de les arts parateatrals, és algú a qui sens dubte cal seguir la pista.

Una propuesta intimista absorbente, agitadora y visceral. Cuestiones muy contemporáneas como el poder de la memoria, las cuidados, las raíces, la niñez, el ecologismo y el amor son hilos conductores con los que Ada Vilaró nos propone reflexionar sobre la necesidad de revalorizar la vida, tanto a nivel individual como a escala planetaria.

Las vivencias personales son siempre nuevas oportunidades para nutrir el imaginario creativo de cada cual. En La memòria del gel, la directora y actriz vuelve a llevar al límite esta simbiosis, donde toda metáfora (y hay muchas) se cristaliza en una realidad concreta y cruda. Las imágenes juegan un papel importante: la contundente —y no por ello menos dulce— interpretación de Ada se mezcla con proyecciones que le dan todavía más peso a la escena, otorgándole un carácter casi onírico. Para los más nostálgicos, al salir hay disponible una pequeña publicación que combina frases extraídas del guion con maravillosas ilustraciones.

Si te gustó Ink de Dimitris Papaioannou (Festival Grec 2023), te aseguro que disfrutarás de esta propuesta, a pesar de ser más sencilla y narrativa. Además, ¡verás como las ganas de montaña (paisaje y personaje indispensable en la obra) se apoderan de tu cuerpo al salir del teatro!

Es un texto que me recuerda las obras de Irene Solà ”Canto jo i la muntanya balla o “Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres” por su relación con la naturaleza o las de Pilar Adón como “De bestias y aves ” en la que describe un territorio fuera del mundo con animales en libertad.

Ada Vilaró es la autora e intérprete de esta pieza. Es conocida por 360 gramos estrenada en el festival TNT en 2019. Como directora del Festival de Creación Contemporánea Escena Poblenou ha recibido la Medalla de Honor de Barcelona y el premio FAD Sebastià Gasch de las artes parateatrales. No nos extraña en absoluto.

En esta obra nos introduce desde el inicio en un mundo en peligro en forma de deshielo de un bloque que se va fundiendo y desde la platea se van sintiendo las gotas de agua cayendo sobre el suelo. A partir de ahí, y con un hilo conductor de una historia que podría ser autobiográfica, va tejiendo unos relatos con imágenes muy poéticas sobre la defensa y el respeto por la naturaleza y las tradiciones. Ada Vilaró nos envuelve con elementos de la tierra y los animales que viven en libertad y todo lo que ya no existe porque lo hemos destruido, flores, glaciares, ríos o fuentes. Sin embargo, la naturaleza no está reñida con los avances tecnológicos y la actriz describe con una gran belleza el tratamiento sobre un corazón humano enfermo con la misma sensibilidad que el parto de un animal salvaje.

La obra es corta pero intensa y los relatos se ven interrumpidos por recuerdos, vivencias personales de la relación con sus padres, todas ellas conectadas por su amor a los productos de la tierra y a los animales en libertad.

La dirección de Pep Pla y Ada Vilaró hace que ésta se transforme sin demasiados cambios externos, en bestia, caballo, hombre destructor, madre, mujer perdida, y todo ello, sobre una música y sonidos inquietantes (espacio sonoro de Joan Gorro), a veces tranquilos, otras perturbadores, pero que acompañan con mucho acierto los caminos que va siguiendo la protagonista.

El espacio escénico de Paula Bosch es pura fantasía. Todos los elementos mencionados, la tierra, el agua, el hielo, las flores, la montaña, los caballos, las rocas o las raíces son utilizados haciendo equilibrios para dar forma a la obra. Nos ha parecido una maravilla la proyección sobre una cortina de un árbol que se mueve, que tiene vida y que con su color de otoño nos recuerda la brevedad de la vida y la necesidad de supervivencia.