Tal como un pingüino reconoce el sonido de sus crías entre miles, una madre humana reconoce el sonido de su hijo en todas partes. Y es que madre y cría se identifican en las características básicas: olor, movimientos y sonido. Este vínculo va creciendo a medida que los niños se hacen mayores? O se va deshaciendo? ¿Qué pasa si se pierde?
Esta es la base del nuevo trabajo de la compañía holandesa Dadodans, Klank, que nos invita a entrar en un ambiente íntimo, donde una bailarina y una solista nos guiarán por un “escenario” formado por elementos sonoros. Estaremos rodeados de sonido, pero también escucharemos el silencio. Escucharemos sin ver y veremos sin escuchar. Y jugaremos con el sonido.
Recomendado de 2 a 6 años