Hacerse el muerto

NOTA DEL DIRECTOR

“En el verano de 2019 empecé mi proceso de investigación para escribir una obra de ficción sobre el VIH; ya había intentado captar este tema unos años antes, pero entonces no tenía el conocimiento para afrontarlo con toda su complejidad, tanto emocional como política.

Hablar del VIH aquí en España es hablar inevitablemente de la Transición, de la amnesia colectiva a que se forzó a la sociedad para salir del franquismo y, sobre todo, del olvido al que se ha condenado a todas aquellas personas que salieron de los estrechos márgenes de la narrativa oficial durante este período. A medida que iba acumulando investigación sobre las vidas de los diferentes miembros del colectivo LGTB + durante aquella época, veía que también tenía que hablar en profundidad de Barcelona, ​​ciudad que acogió, pero que a la vez también rechazó a muchas personas LGTB +: debía explorar sus calles, sus historias y recuerdos, muchos de estos reorganizados, pulidos o incluso desmenuzados al igual que la memoria colectiva en España lo fue, todo en nombre de un progreso que , desgraciadamente, dejó los menos afortunados atrás.

Barcelona fue elegida sede de los Juegos Olímpicos del 92 al 1986, mientras la epidemia del VIH se esparcía por las calles de la ciudad, y la estrategia común en aquellos momentos fue el silencio, convirtiendo el récord de las víctimas en algo privado , ajeno a la narrativa oficial de las instituciones de aquella época. Esta obra es un homenaje a todas las personas que perdieron la vida a causa del VIH, a las que viven con él hoy en día, y en las que levantaron la voz cuando todavía era tabú; al colectivo LGTB +, a los que ya no están, los que sobrevivieron a aquellos tiempos, los que sobreviven a los actuales (porque como dice el autor Rubén Serrano con el título de su nuevo libro, “No estamos tan bien”), y los que están por venir.

Oriol Bertran