Sinopsis
A partir de la experiencia propia en la educación de sus cuatro hijos, el autor analiza en clave irónica las obsesiones de los padres en el proceso de la educación, la relación padres-profesores, y hace un llamamiento a la necesidad de poner los cinco sentidos en la educación de los hijos: sentido común, sentido moral, sentido de la responsabilidad, sentido del ridículo, y sobre todo, sentido del humor.