El sexe dels fongs de Sílvia Delagneau, escenógrafa de prestigio y premio Ciutat de Barcelona de Teatro en 2019, también firma sus propios espectáculos. El último no se ha hecho realidad, pero ha dado origen a esta instalación, pensada para un único espectador o espectadora.

El pasado marzo, la escenógrafa Silvia Delagneau empezó a trabajar en un nuevo proyecto de creación que iba a titularse El sexe dels mosquits y que tendría que haberse estrenado como parte del Grec 2020 Festival de Barcelona. Se trataba de un espectáculo de 70 minutos concebido para un público de más de un centenar de personas, que se adentraba en un viaje por las metamorfosis de los seres vivos e inanimados. Una semana antes de que las autoridades decretaran el confinamiento obligatorio como reacción a la impotencia colectiva ante la pandemia de la covid-19, la creadora ya tenía todo el material para ensayar, pero el azar ha querido que, ante la imposibilidad de experimentar con la cocción lenta que el proceso requería, el guion del espectáculo se haya quedado durmiendo en el cajón de las ilusiones futuras.

De la contemplación de los desechos de esas metamorfosis que poblaban El sexe dels mosquits, ha surgido inevitablemente otra cosa. Como si de la putrefacción de aquel escenario hubiera nacido una forma diferente, agitadamente convulsa, pero sin ningún lenguaje animal que se pueda reseguir. Como una nube de insectos escénicos con vida propia, una extraña orquesta de termitas o una metálica plaga de saltamontes. Como un escenario ahora abandonado donde suena, quizás, el zumbido de alguna experiencia teatral a través de las palpitaciones de su propia ausencia.

Los hongos pertenecen a un reino diferente del de las plantas, los animales o las bacterias. Así como las bacterias se reproducen asexualmente, los hongos también pueden replicarse a sí mismos para multiplicarse. Pero, al igual que los insectos, los hongos poseen una pared celular compuesta por quitina, una sustancia que también se encuentra en el esqueleto de algunos insectos, arácnidos y otros artrópodos. Y, como las plantas, los hongos pueden reproducirse sexualmente a través de esporas: es así como se ramifican en unas redes de vida denominadas hifas, que se vertebran a su vez en micelios, de los cuales suele estallar alguna que otra seta.

Aforo por pase: 1 persona
Espectáculo para
personas mayores de 16 años.
Los menores podrán ir acompañados de una persona adulta.

Duración:
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