Sinopsis
Todo comienza en una noche de tormenta sobre el cementerio de los horrores.
A lo lejos se oye acercarse un tren, que se aproxima, entre silbatos, vapor y el chirriar de sus frenos.
De éste desciende un singular pasajero con su maleta en mano. Parece perplejo y confundido, y es que es evidente su equívoco en la parada seleccionada ya que se ha apeado justo a la entrada de un antiguo cementerio que le hiela la sangre. Imágenes de piedra, gárgolas y lapidas, aullidos de lobos y gritos desgarrados terminan por acongojar a nuestro personaje que comienza su interminable huida perseguido por las mil y una bestias de El Circo de los Horrores que buscan convertirle en uno de ellos.
Los números y el desgranar de muchos personajes de pesadilla inundaran la pista persiguiendo a este mortal. Su viaje no tiene retorno.
El miedo, la tensión y las visiones espeluznantes se hacen intensos como si fuera uno de los relatos de Alan Poe o de H.P Lovecraft Stephen King (genios de la narrativa del terror que he utilizado para crear estas historias).
Y es que no hay miedo más intenso que aquel que no se ve pero se intuye, como así sucede infinidad de veces en el Circo de los Horrores.
Finalmente, nuestro personaje cae en las garras de la exuberante vampira que clavará sus dientes en la yugular de la víctima, mientras las notas se desgranan en un festivo vals de sangre, que toda la compañía secunda.
Y aquí, hace su aparición Nosferatu transformado de hombre a monstruo en plena pista. En directo, el hombre se ha transformado en monstruo y éste en el rey de la poética del horror… Nosferatu es el vampiro de la noche.