Sinopsis

SINOPSIS

Una tortuga tiene hambre y está perdida a su hábitat. Hoy, que precisamente cumple veinticinco años, está siendo el peor día de su vida. No le gusta la libertad. No la conoce.
Le repugna la arena porque está acostumbrada al césped artificial, tampoco sabe qué ni cómo comer ahora que no tiene su comedora. Sólo han pasado horas y ya siendo nostalgia.
Los echa de menos a todos: añora mirar a la Durex, los monólogos de la Tinder, los brotes del Prozac… incluso las arias de la Instagram querría escuchar por enésima vez. Esto significaría que estaría en la pecera, a la burbuja mágica donde nadie puede hacerle daño.
Una hoja de lechuga se divisa algo más cerca del horizonte, su primer horizonte, nunca ha recorrido una distancia tan larga. Tiene más hambre que miedo y va hacia ella. Sabe que se le hará por la noche pero se conciencia de que no puede parar. No se puede permitir estos lujos.
Mientras no cesa en sus adelantos, piensa en el Tag Heuer. Hacía mucho tiempo que no lo veía. Todavía recuerda como le babeaba el pico el día que lo expulsaron… De esto ya hacía más de una olimpiada, no volvería a verlo nunca. Todo era una mentira. Todo era ficción.
La tortuga, rodeada otras tortugas, se siente sola y abandonada. Y utilizada. Ya no sabe qué es real y que no. El reptil se siente una víctima y, por lo tanto, necesita culpables.
Cuando parecía que ya estaba todo inventado, llega Captius, el nuevo reality dirigido por Bàrbara del Río.
Embriones creados para concursar. Concursantes formados para tener miedo al exterior. Nadie quiere irse, todo el mundo ama y compite simultáneamente. Sólo puede quedar uno. ¿Quién ganará y se quedará en la preciada pecera?

PRESENTACIÓN DEL AUTOR

Captius habla de mí. Y de tI. Y de usted. Y de él y ella. Y de los animales. Y de los que no quieren ser animales.
Pero Captius, sobre todo, trata de nosotros. De nosotros en masa. De nosotros cuando no nos conocemos pero seguimos siendo nosotros. Y sigue tratando de ti cuando no quieres formar parte de este “juego” pero continúas siendo uno del nuestros.
Captius es otro hijo del sistema. Su particular Carlos II de Austria. El hijo pequeño, más feo y degradado. El hijo en tiempo de descuento de este inexpugnable padre de moral monógama llamado sistema.
Una vuelta de tuerca más, un principio profanado menos de este sistema con tantas grietas y tan pocos agujeros. Porque no hay escapatoria, o te haces ermitaño o tienes que jugar. Por cojones.
Captius aborda la condición humana y se ríe un poco de este neoesclavismo 2.0 basado en la antonomasia del aparentar, los rankings y una cita maquiavélica como lema: el fin justifica los medios.
¿Hasta donde llegaremos? Sólo el dinero lo sabe.
Captius no es nada pero lo refleja todo. Sobre todo los humanos, que somos tratados como lo que somos: una especie. Como las tortugas, los elefantes, las medusas o las ratas. Porque esto es lo que somos por mucho que a algunos les pese.
Criaturas amparadas por la selección genética de Darwin para hacer y deshacer con todo lo que se nos pone delante.
Bestias con la potestad de enjaular otras bestias.
Animales educados para no ser animales.
El hombre es un lobo para el hombre y la sociedad un tsunami que arrastra cualquier individuo.
Y tú, quieras o no, formas parte.

JORDI MANAU

Sinopsis

SINOPSIS

Una tortuga tiene hambre y está perdida a su hábitat. Hoy, que precisamente cumple veinticinco años, está siendo el peor día de su vida. No le gusta la libertad. No la conoce.
Le repugna la arena porque está acostumbrada al césped artificial, tampoco sabe qué ni cómo comer ahora que no tiene su comedora. Sólo han pasado horas y ya siendo nostalgia.
Los echa de menos a todos: añora mirar a la Durex, los monólogos de la Tinder, los brotes del Prozac… incluso las arias de la Instagram querría escuchar por enésima vez. Esto significaría que estaría en la pecera, a la burbuja mágica donde nadie puede hacerle daño.
Una hoja de lechuga se divisa algo más cerca del horizonte, su primer horizonte, nunca ha recorrido una distancia tan larga. Tiene más hambre que miedo y va hacia ella. Sabe que se le hará por la noche pero se conciencia de que no puede parar. No se puede permitir estos lujos.
Mientras no cesa en sus adelantos, piensa en el Tag Heuer. Hacía mucho tiempo que no lo veía. Todavía recuerda como le babeaba el pico el día que lo expulsaron… De esto ya hacía más de una olimpiada, no volvería a verlo nunca. Todo era una mentira. Todo era ficción.
La tortuga, rodeada otras tortugas, se siente sola y abandonada. Y utilizada. Ya no sabe qué es real y que no. El reptil se siente una víctima y, por lo tanto, necesita culpables.
Cuando parecía que ya estaba todo inventado, llega Captius, el nuevo reality dirigido por Bàrbara del Río.
Embriones creados para concursar. Concursantes formados para tener miedo al exterior. Nadie quiere irse, todo el mundo ama y compite simultáneamente. Sólo puede quedar uno. ¿Quién ganará y se quedará en la preciada pecera?

PRESENTACIÓN DEL AUTOR

Captius habla de mí. Y de tI. Y de usted. Y de él y ella. Y de los animales. Y de los que no quieren ser animales.
Pero Captius, sobre todo, trata de nosotros. De nosotros en masa. De nosotros cuando no nos conocemos pero seguimos siendo nosotros. Y sigue tratando de ti cuando no quieres formar parte de este “juego” pero continúas siendo uno del nuestros.
Captius es otro hijo del sistema. Su particular Carlos II de Austria. El hijo pequeño, más feo y degradado. El hijo en tiempo de descuento de este inexpugnable padre de moral monógama llamado sistema.
Una vuelta de tuerca más, un principio profanado menos de este sistema con tantas grietas y tan pocos agujeros. Porque no hay escapatoria, o te haces ermitaño o tienes que jugar. Por cojones.
Captius aborda la condición humana y se ríe un poco de este neoesclavismo 2.0 basado en la antonomasia del aparentar, los rankings y una cita maquiavélica como lema: el fin justifica los medios.
¿Hasta donde llegaremos? Sólo el dinero lo sabe.
Captius no es nada pero lo refleja todo. Sobre todo los humanos, que somos tratados como lo que somos: una especie. Como las tortugas, los elefantes, las medusas o las ratas. Porque esto es lo que somos por mucho que a algunos les pese.
Criaturas amparadas por la selección genética de Darwin para hacer y deshacer con todo lo que se nos pone delante.
Bestias con la potestad de enjaular otras bestias.
Animales educados para no ser animales.
El hombre es un lobo para el hombre y la sociedad un tsunami que arrastra cualquier individuo.
Y tú, quieras o no, formas parte.

JORDI MANAU

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