Ángela Palacios dirige Brillante como la fruta madura un texto a cuatro manos entre ella misma y la actriz que interpreta el monólogo Rosa Barta. Un espectáculo que entre recuerdos y gestos prestados, nos traslada desde la Barcelona de los años 50 a los 80, donde las mujeres de esta historia tejieron una red de afecto, de resistencia y de sabiduría compartida.
Sinopsis
Amada no quiere salir de casa. No es miedo, no es pereza… La ciudad sigue funcionando ahí afuera con sus prisas, sus reglas absurdas, su manía de decirnos como tenemos que ser, vestir, pensar. Pero hoy, en su azotea, entre la ropa tendida y agitada por el viento, Amada se da el permiso de hablar.
Y no habla sola. Está la Mari, su vecina, su amiga, su cómplice. Con ella se indigna, se ríe, recuerda. Pero hay algo más: son ellas. Las que vinieron antes. Las que la criaron, la cuidaron, la enseñaron a mirar el mundo con otros ojos.
Siete delantales cuelgan del tenderete. Siete mujeres que todavía viven en su piel. Amada se deja habitar por ellas: su yaya Mercè, la tía que siempre tenía una copla en los labios, la vecina que cosía historias mientras arreglaba la ropa… Y así, entre recuerdos y gestos prestados, nos traslada desde la Barcelona de los años 50 a los 80, donde estas mujeres tejieron una red de afecto, de resistencia, de sabiduría compartida.
Porque, aunque el mundo parezca cada vez más frío y más hostil, hay una cosa que Amada tiene clara: la vida se vive mejor en tribu. Y hoy, aquí, nos invita a formar parte de la suya.