A Altahia poesía y música se funden en un abrazo que hace erizar la piel y hace florecer las lágrimas. Versos crudos llenos de imágenes que hacen pensar en un cielo lleno de golondrinas y ligeros cánticos que suavizan el alma y el entorno. La particularidad de este proyecto, además de la fusión entre ambas voces, radica en el sonido atmosférico que genera el kigonki, instrumento de percusión melódica lleno de armónicos

Ficha artística
