Sí, tener Manías es algo natural. Lo malo viene cuando su disfrute supone torturar a los que te rodean: escuchar música a todo volumen, crujirte los nudillos, hurgarte en la nariz… Y claro, ¿quién tiene preferencia? ¿Tu derecho a ser maniático o el suyo a no ser molestados? Y cuidado, que aquí nadie está a salvo pues las hay de todo tipo: manías de madres, de compañeros de piso, de yayos…
Ramón LSD hablará de sus, de tus y nos reiremos de todas!