#OmniaVanitas. El Salón de los Invisibles es la construcción de un artefacto sensorial que pretende poner en evidencia la mercantilización integral de la vida, la fascinación creciente por la tecnología y la organización algorítmica de la sociedad, y, por lo tanto, el sometimiento del ser humano a un ritmo digital que por naturaleza no le corresponde. Todo ello, incidiendo en la capacidad seductora y de mutación de un sistema que proclama poner fin a nuestras debilidades y errores, cuando, en realidad, estas debilidades y errores son el que nos hace humanos.
Sinopsis
En esta instalación se activan de forma simultánea todo un sistema de imágenes e informaciones en movimiento y cambio constantes. El ritmo produce adicción. En esta rave rococó, una pantalla donde no paran de proyectarse textos, una fotocopiadora hiperactiva, un DJ, una bailarina de danza urbana y un pintor celebran, indiferentes, lo que Hegel denomina “el espíritu de nuestro tiempo”, envolviendo y sometiendo al espectador a un ritmo creciente y cuestionándolo directamente sobre su capacidad de atención. Así, el público, despacio, toma conciencia de una coacción social que normalmente acostumbramos a pasar por alto.