Eun-Me Ahn, conocida como “la Pina Bausch de Seúl“, es una coreógrafa que ha atraído poderosamente la atención del público occidental mezclando tradición y modernidad. Ahora, convierte el escenario en una gran pista donde pone a bailar … un grupo de abuelas!
Sinopsis
Eun-Me Ahn es una artista coreana con un espíritu claramente cosmopolita. Ya era conocida en su país cuando, en 2002, preparó la ceremonia de apertura de la Copa Mundial de Fútbol en Daegu, pero dio el salto internacional en 2013 cuando llevó al festival Quartier d’Eté de París La princesa Bari, una epopeya pop basada en una historia tradicional coreana. No es extraño que la volvieran a invitar al año siguiente en el mismo festival. Y sorprendió al público de París con el espectáculo que ahora verá en Barcelona y que transforma el escenario en una pista gigantesca.
En Dancing Grandmothers bailan los jóvenes integrantes de su compañía, pero no son los únicos. También lo hacen una decena de abuelas coreanas. En 2010, durante un viaje por las zonas rurales de su país, Eun-Me Ahn se encontró una serie de mujeres, de entre sesenta y noventa años, a las que pidió de bailar para ella. Y al ver la felicidad de sus rostros cuando lo hacían, decidió crear un espectáculo que contuviera toda la energía y la satisfacción que aquellas mujeres aplicaban a sus movimientos. El resultado es un montaje donde veremos bailar estas mujeres al natural y veremos también filmaciones tomadas en los lugares donde viven habitualmente.
Entenderemos, así, que cada uno de los movimientos de estas mujeres refleja la dureza de sus condiciones de vida y que sus cuerpos, más o menos arrugados o acurrucados, nos cuentan la historia completa de una vida y, a la vez, de Corea moderna. Os han entrado ganas de bailar? Pues únanse a la fiesta …
Un espectáculo tierno y fascinante firmado por una creadora de vanguardia que se ha formado en el rigor y la precisión coreanos pero que ha vivido en Nueva York y que en sus montajes juega tanto con los colores del pop y con la austeridad del blanco y negro como con los matices más sutiles de la androginia.